Dejar atrás burlas, insultos y miradas cargadas de prejuicio para marcar goles o nadar piscinas luciendo los colores del arcoíris es la meta que persigue Uruguay Celeste Deporte y Diversidad: Un espacio donde el deporte da cancha libre al orgullo.

Resignación, decepción, bronca. Con estas sensaciones convivían cada vez que quedaban últimos cuando sus compañeros tenían que elegir a quién sumar a su grupo de educación física. Mientras sentían que una invisible etiqueta de ‘diferente’ los separaba de los demás. Hoy la realidad es otra.

El puntapié inicial se dio en 2006, cuando, como explica a la Agencia EFE su presidente, Mario Mussio, se aproximaba el Mundial de Futbol Gay, que tendría lugar por primera vez en Latinoamérica, en la cercana Buenos Aires, el año siguiente.

“Eso comenzó a incentivar a que un grupo de personas homosexuales que no tenían cabida en el tema futbol pudieran reunirse, practicar y representar a Uruguay”, cuenta sobre el origen de la Selección Gay Uruguay Celeste. Luego transformada en una organización amplia que busca ser un “espacio seguro” donde se respete la diversidad sexual en todo su espectro.

“Es un ambiente de tranquilidad, de respeto, de sentirte como entre amigos, por más que sea la primera práctica que vayas”, añade en tanto Martín Telis, uno de los futbolistas del club.

Testimonios

Alentado por un padre apasionado del futbol, Martín Telis empezó a jugar de niño hasta chocar con la “barrera” de su sexualidad. Misma que lo alejó por mucho tiempo porque se sentía “totalmente discriminado” y con miedo de expresarse “libremente”.

“Siempre estaba el machismo, el insulto, la presión de jugar. Además de que no se notase que eras gay. Y si sabían que eras gay siempre estaba el chiste y la broma”, recuerda.

Marcel Pío, en tanto, no había practicado ningún deporte antes de llegar al equipo de voleibol de Uruguay Celeste, ya que de chico sus compañeros lo discriminaban en los recreos o al formar equipos en Educación Física.

Amanerado’ o ‘put@’ (despectivo para homosexual) son algunos de los insultos con los que lidió Alejandro Salvatierra en el fútbol hasta que entró a Uruguay Celeste, donde Mussio argumenta que no hay que enojarse por una palabra que dolió pero el colectivo ya resignificó.

*Información EFE.