El fútbol guatemalteco ha vuelto a sufrir un golpe doloroso, esta vez con la eliminación de la Selección Femenina de Guatemala en las preliminares de la Copa Oro W. En un encuentro crucial contra El Salvador, las guatemaltecas cayeron 3-1, dejando escapar la oportunidad de clasificar y permitiendo que su vecino se hiciera con el ansiado boleto.

Desde los primeros compases del partido, quedó patente que las jugadoras de la Azul y Blanco no estaban en su mejor forma. Nerviosas e imprecisas, parecían sucumbir bajo la presión del momento, quizás conscientes de que estaban al borde de hacer historia. Este ambiente tenso pudo haber influido negativamente en su desempeño sobre el terreno de juego.

Guatemala se queda a la orilla

No obstante, es justo reconocer el mérito de la selección salvadoreña, que se mostró como el equipo dominante desde el inicio del encuentro. Con una clara intención de ganar, las jugadoras salvadoreñas presionaron constantemente y lo reflejaron en el marcador. La destacada actuación de su estrella, Brenda Cerén, quien anotó un hat-trick, fue determinante para inclinar la balanza a favor de El Salvador y frustrar las aspiraciones de Guatemala.

La expulsión de Savianna Gómez, por una acción imprudente al agredir a una rival por la espalda, también influyó en el desarrollo del partido. Lo que inicialmente parecía una tarjeta amarilla, tras la revisión del VAR se convirtió en una roja directa, dejando a Guatemala en inferioridad numérica durante el resto del encuentro y dificultando aún más su situación.

En medio de este panorama desafiante, surgió una luz de esperanza para Guatemala en la figura de Ana Lucía Martínez. La delantera nacional demostró una vez más su calidad al marcar el único gol de su equipo en el partido. Sin embargo, su esfuerzo individual no fue suficiente para contrarrestar el dominio de El Salvador.

Con esta eliminación, Guatemala se quedó a las puertas de clasificar a su primera Copa Oro W en la historia. Aunque habrá más oportunidades en el futuro, la derrota ante El Salvador deja un amargo sabor de que las cosas podrían haber sido diferentes.