El Atlético de Madrid ha sido objeto de una sanción ejemplar por parte del Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), consistente en la clausura parcial de su estadio durante dos partidos y una multa de 20.000 euros. Esta medida se ha tomado como respuesta a conductas violentas, racistas, xenófobas e intolerantes ocurridas durante un encuentro reciente.

Los hechos que desencadenaron esta sanción tuvieron lugar en el partido contra el Athletic Club. Durante el transcurso del encuentro, un aficionado, aislado entre la multitud, emitió un grito imitando el sonido de un mono, dirigido hacia el jugador visitante Nico Williams. Este acto, considerado repudiable por la comunidad futbolística y la sociedad en general, ha llevado al Comité de Disciplina a actuar en consecuencia.

Sanción al Atlético de Madrid

La gravedad de la infracción ha sido categorizada como muy grave, en virtud de los artículos 69.1.c), 69.2.d) y 76.2, apartados b) y d), del Código Disciplinario de la RFEF. Este marco normativo establece claramente las pautas para sancionar conductas que atenten contra la integridad y el respeto en el ámbito deportivo.

La resolución del Comité de Disciplina incluye medidas concretas que el Atlético de Madrid debe cumplir. Se le exige identificar, antes de una fecha determinada, la estructura de las gradas del estadio para proceder al cierre parcial de una zona específica, tal como indica el acta arbitral. Este cierre afectará al sector situado en la grada fondo sur del campo, donde se originaron los insultos racistas.

Durante los dos próximos encuentros que el Atlético de Madrid dispute en su estadio, se cerrará el acceso al público en la zona afectada, que quedará debidamente delimitada. Asimismo, se ordena que esta zona muestre un mensaje visible de condena a los actos y conductas violentas, racistas, xenófobas e intolerantes en el fútbol, así como apoyo al juego limpio.

El protocolo contra el racismo se activó de inmediato cuando se detectaron los insultos racistas. El árbitro asistente y el jugador afectado fueron testigos de este lamentable episodio, lo que llevó a la interrupción del partido hasta que se comunicara por megafonía que dichas actitudes debían cesar. El incumplimiento de esta medida conllevaría consecuencias más severas, incluida la posible suspensión definitiva del encuentro.