Como manda la tradición, la Quema del Diablo se realiza para iluminar el paso de la procesión de la Inmaculada Concepción, con lo que se arrancan oficialmente los festejos de la Navidad. Este sábado 7 de diciembre de 2024, los organizadores en Antigua Guatemala dedicaron el evento a los rescatistas que trabajaron fuertemente contra el incendio forestal que afectó el Volcán de Agua.

Bajo la imagen de 1.78 metros de altura, el Comité del Barrio de la Concepción plasmó una dedicatoria en la que resaltó a los apagafuegos. Asimismo, la manta criticó el poder destructivo de los seres humanos, especialmente de los que contribuyen a que se generen desastres como el descrito.

La Quema del Diablo en Antigua Guatemala tuvo como punto principal la imagen elaborada con papel maché, informó el presidente del Comité organizador, Vitelio Contreras. El evento buscó concentrar a todos los residentes del municipio, para minimizar el impacto ambiental que la tradición tiene en el medio ambiente.

Los organizadores colocaron una manta en la base de la imagen, para dar un mensaje con la actividad tradicional de este año. Más eventos similares celebraron la fecha en la Guatemala, con figuras gigantes, en Barrio El Gallito zona 3 y colonia Arrivillaga zona 5, entre otros.

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El mensaje de la Quema Del Diablo

Los organizadores del evento en la Ciudad Colonial colocaron una manta en la que dejaron claro un llamado a la consciencia ambiental. Asimismo, honraron a los bomberos que se esforzaron para apagar el incendio del cinturón verde de la localidad.

El mensaje de la manta afirmó lo siguiente:

“iAh, pero qué año, el 2024! Lo vivimos literalmente en llamas, como si alguien hubiera confundido a Hunapú con una antorcha olímpica. Mientras tanto, los humanos —esas criaturas tan creativas como destructivas— decidieron que arrancarle el cabello verde al volcán era una gran idea. Y claro, ahí estábamos todos, viendo cómo la flora y fauna de la región jugaban a las escondidas con el fuego, pero sin esconderse muy bien.”

“Por suerte, aparecieron los verdaderos héroes: socorristas y grupos de apoyo que, sin , sin discursos grandilocuentes y sin esperar premios, se lanzaron al ruedo.”

“Esos son los buenos, los que no se prestan para la corrupción ni buscan mientras apagan incendios con un balde en una mano y el corazón en la otra”.
“Así que, queridos lectores, aquí va la moraleja: cada vez que dañamos el medio ambiente, nos damos una patada en nuestro propio trasero (ecológicamente hablando, claro).”

“No destruyamos lo que nos da vida, que el único tesoro que tenemos no está en un banco, sino en esas montañas y bosques que todavía podemos salvar. ¿O qué? ¿Vamos a esperar a que el planeta nos mande la factura con intereses?”

 

Con imágenes del fotoperiodista Álex Meoño.