El Athletic Club ha vuelto a saborear la gloria de la Copa del Rey después de cuatro décadas de espera, en una emocionante final que quedará grabada en la memoria de los aficionados bilbaínos por mucho tiempo. Fue un enfrentamiento aguerrido el que llevó a los vascos a alzar su vigésimo cuarto título copero, un logro que ha reavivado el espíritu de una afición apasionada y entregada.

Bajo la dirección de Ernesto Valverde, el equipo rojiblanco se enfrentó al Mallorca, dirigido por el experimentado Javier Aguirre. Desde los primeros compases del encuentro se palpaba la tensión en el ambiente, con ambos equipos desplegando un juego intenso y decidido.

¡Athletic Club, campeón!

El Mallorca sorprendió adelantándose en el marcador gracias a un gol de Dani Rodríguez, lo que generó nerviosismo en las filas del Athletic. Sin embargo, los vascos lograron recomponerse y empatar el partido gracias a un tanto de Ohian Sancet al comienzo de la segunda mitad.

A partir de ese momento, el encuentro se convirtió en un emocionante intercambio de ataques y defensas, con ambos equipos luchando por evitar la prórroga y decidir el destino del trofeo en el tiempo reglamentario. Sin embargo, ninguno de los dos logró romper el empate, lo que llevó el partido a una prórroga cargada de nerviosismo y emoción.

En esos momentos de máxima tensión, emergieron las figuras de Julen Aguirrezabala y Álex Berenguer como héroes inesperados. Aguirrezabala se convirtió en el protagonista al detener un penalti crucial, mientras que Berenguer anotó el gol definitivo que selló la victoria para el Athletic.

La afición bilbaína, que había vivido momentos de incertidumbre y sufrimiento a lo largo de los años, estalló en júbilo y emoción al ver a su equipo alzar el trofeo de la Copa del Rey. El estadio de San Mamés resonó con los cánticos y aplausos de una hinchada entregada, que celebró con orgullo el regreso del título a casa después de tanto tiempo.

Para Ernesto Valverde y su equipo, esta victoria representa el fruto del trabajo duro y la dedicación, así como el resurgimiento de un club con una rica historia y una ferviente base de seguidores. Ahora, el Athletic Club mira hacia el futuro con renovada esperanza y determinación, sabiendo que son capaces de alcanzar grandes logros cuando trabajan juntos como un equipo unido y comprometido.