Hace veinte años, Grecia sorprendió al mundo del fútbol al ganar una competición europea a la que parecía no aspirar. Hoy, Olympiacos hizo lo mismo. Atenas tiene un nuevo héroe: El Kaabi, y un nuevo ídolo: Mendilibar. Los dos son los protagonistas del primer título de la historia del club en la UEFA Conference League.

Ambos equipos comenzaron la final con un enfoque similar. Los pelotazos desde la defensa se disfrazaban de juego directo, buscando las cabezas de El Kaabi y Nico González. No había lugar para medias tintas en la salida del balón. Pronto, la congestión mental se despejó y los jugadores de más calidad empezaron a recibir balones al pie. Primero atacó Chiquinho. El portugués era puro veneno cuando recibía de espaldas por la velocidad en sus giros y sus toques al primer palo, descargando hacia sus compañeros más desequilibrantes en las bandas.

Olympiacos se consagró en la prórroga

Desde el principio, Podence mostró su calidad encarando desde la izquierda y exigiendo al máximo a Terracciano cuando el marcador solo señalaba el minuto 3 de partido. Si los griegos tenían a Podence, los italianos contaban con Nico González. La zurda del argentino era el origen o el fin de todas las jugadas de peligro. Sin embargo, la única vez que el balón sobrepasó el umbral de una portería en la primera mitad fue en una jugada aislada. Tras un centro raso de Biraghi, el balón se coló en la portería de Tzolakis. El portero quedó confundido por el intento de remate de Milenkovic, quien quedó anulado por fuera de juego.

La intensidad inicial de ambos equipos se fue reduciendo y comenzaron a proliferar las ocasiones, especialmente para la Fiorentina. Bonaventura desaprovechó una situación ideal al golpear raso y flojo. Nico González volvió a encontrar al mediapunta al espacio, pero la picadita del italiano no fue suficiente para superar a Tzolakis. Los balones a la espalda de la defensa rojiblanca estaban surtiendo efecto, lo que obligó al portero de Mendilibar a dar dos pasos hacia adelante y estar más atento a cada balón largo, llegando a salir alguna vez del área para despejar.

El Kaabi, en cambio, no encontraba su lugar. Milenkovic y Martínez Quarta le anularon. El primero reaccionó de manera sobresaliente al mejor balón que le llegó al marroquí, quien, cuando intentó hacer un movimiento de engaño para evitar la presión del defensa con el control, se encontró al serbio de frente.

A una casi ocasión de Podence, que no llegó a concretarse tras otro buen giro de Chiquinho, Milenkovic respondió con un poderoso cabezazo que se fue desviado. Esto fue seguido por un remate en semifallo de Kouamé que puso en aprietos a Tzolakis. El costamarfileño ya había desaprovechado una buena oportunidad en la primera parte por no acertar en el golpeo. Iborra también rozó el gol de cabeza. Llegaban los minutos finales y la tensión subía. Horta salió desde el banquillo para ofrecer criterio en el pase y los balones parados, pero ninguno llegó a buen puerto. El partido se encaminó hacia la prórroga.

En la prórroga, Quini salió al campo y forzó una mano de Martínez Quarta en su propia área con un centro, pero ni el árbitro ni el VAR consideraron suficiente para pitar penalti. También saltó al campo Jovetic y tuvo un buen disparo desde la frontal. Las fuerzas se igualaron. Nzola ya no asustaba tanto e Ikoné metió miedo con un remate mordido, pero Tzolakis respondió con solvencia. Horta, en el otro lado, iluminaba cada ataque de Olympiacos. Buscó a El Kaabi con el exterior, pero Milenkovic volvió a ganarle la partida.

Poco después, Horta repitió y fue el marroquí quien venció en el duelo con Ranieri. Se adelantó al primer palo y marcó el gol más especial de los 33 que ha anotado esta temporada, y de los 11 en sus tres meses jugando esta competición. El VAR le añadió suspense al revisar la jugada por casi tres minutos. Finalmente, se confirmó: Olympiacos es el campeón de la UEFA Conference League.