La selección alemana comenzó su nueva etapa con una actuación dominante al derrotar por 5-0 a Hungría en su debut en la Liga de Naciones. Este partido, disputado este sábado 7 de septiembre, marcó el inicio de una nueva era, tras la retirada de figuras icónicas como Manuel Neuer, Toni Kroos, Ilkay Gündogan y Thomas Müller. El encuentro fue protagonizado por un inspirado Jamal Musiala, quien brilló en todo momento, impulsado por su reciente exclusión de los nominados al Balón de Oro.
Después del decepcionante desenlace de la Eurocopa, en la que Alemania fue eliminada por un agónico gol de Mikel Merino, el equipo llegaba a este nuevo compromiso con renovadas energías. Con un enfoque mucho más ofensivo, Nagelsmann optó por un once titular que incluía la novedosa dupla de delanteros formada por Kai Havertz y Niclas Füllkrug. Este planteamiento prometía dinamismo y variedad en el ataque, algo que rápidamente comenzó a evidenciarse en el campo.
Volvió la Alemania demoledora
El mediocampista Joshua Kimmich estrenó su capitanía, pero fue Musiala quien asumió el rol protagónico. El joven del Bayern Múnich, además de recibir un reconocimiento por su gran temporada en la Europa League, mostró su faceta más generosa como creador de juego, repartiendo asistencias y participando activamente en cada ataque del conjunto alemán.
A pesar del resultado final, Alemania tardó en encontrar su ritmo ante una Hungría que, bajo las órdenes del técnico Marco Rossi, se mostró compacta en defensa durante los primeros minutos. Los húngaros intentaron contener el peligro con un medio campo densamente poblado y constante presión sobre Musiala, intentando reducir su influencia en el juego.
Las primeras oportunidades de peligro llegaron a balón parado. En un tiro de esquina cobrado por Pascal Groß, Jonathan Tah logró rematar de cabeza, aunque sin mucha intención, pero el defensa húngaro Dominik Szoboszlai evitó el gol despejando casi en la línea. A partir de ese momento, Alemania empezó a generar más situaciones de peligro, especialmente después de un error de la defensa húngara. Una pérdida en el centro del campo permitió una rápida combinación entre Florian Wirtz y Musiala, que dejó solo a Füllkrug, aunque el delantero no pudo concretar.
Sin embargo, en el minuto 27, el esfuerzo alemán se vio recompensado. Un exquisito pase cruzado de Wirtz encontró a Musiala, quien controló magistralmente el balón y asistió a Füllkrug para que este definiera frente al arco y abriera el marcador.
Tras el gol, Alemania tomó el control absoluto del partido. El talento creativo de sus mediocampistas comenzó a brillar, con jugadas trenzadas que desbordaban constantemente la defensa húngara. Havertz, quien había estado algo apagado en los primeros minutos, tuvo dos grandes oportunidades para ampliar la ventaja antes del descanso. Primero, con un cabezazo que rebotó en el travesaño, y luego con un remate que se fue desviado por poco tras un excelente pase de Musiala.
La segunda mitad inició con una Hungría incapaz de reaccionar, mientras que Alemania seguía buscando ampliar su ventaja. A pesar de un tímido contragolpe húngaro que pudo haber significado el empate, la respuesta alemana fue contundente. En una recuperación defensiva, Musiala tomó el balón y emprendió una carrera de 80 metros, culminando con una definición precisa al primer palo del portero húngaro Péter Gulácsi. Este tanto aumentó la ventaja a 2-0 y desmoralizó aún más a los visitantes.
El festival de goles continuó con Wirtz, quien tras una gran jugada personal desde la banda izquierda, disparó con precisión para anotar el tercer tanto. El partido ya estaba decidido y Nagelsmann aprovechó para hacer algunos cambios, dándole minutos a jugadores del banquillo.
Uno de esos suplentes, el joven Pavlovic, se unió a la fiesta de goles. Musiala, quien seguía siendo el conductor del ataque alemán, asistió al recién ingresado para que anotara el cuarto gol de la noche. Finalmente, Havertz, después de varias oportunidades fallidas, logró cerrar el marcador con un penalti, poniendo el 5-0 definitivo.
