La selección de Guatemala ha sumado un nuevo capítulo oscuro a su ya larga historia de fracasos en competencias internacionales. Esta vez, el escenario fue la Liga de Naciones de la Concacaf, donde cayó 3-0 ante Costa Rica en un partido que dejó en evidencia tanto las deficiencias individuales como colectivas del equipo dirigido por Luis Fernando Tena. Los chapines llegaban como líderes del grupo, pero salieron eliminados tras una deplorable actuación que los condenó a quedar fuera de la siguiente fase.
El resultado se empezó a gestar desde el planteamiento táctico. La baja de jugadores clave como Alejandro Galindo y José Pinto, lesionados en el partido anterior, obligó a Tena a hacer ajustes en el once inicial. Sin embargo, los sustitutos Elmer Cardoza y Kevin Ruiz no estuvieron a la altura. Ruiz, quien ocupó la defensa central, fue directamente responsable del primer gol costarricense. En un error defensivo que reflejó la falta de concentración y preparación. Por su parte, Cardoza, intrascendente durante todo el primer tiempo, no logró aportar nada relevante al ataque ni al medio campo. Su única acción destacada fue un altercado con un rival, tras lo cual fue sustituido al descanso.
#VamosGuate | 🇬🇹❌ ¡HUMILLADOS Y ELIMINADOS! Costa Rica le da un golpe de realidad a Guatemala, que cae goleada en su visita a territorio costarricense, nuevo fracaso en el proceso de Luis Fernando Tena, ahora en la Liga de Naciones de Concacaf. pic.twitter.com/2XYpvexGfY
— Emisoras Unidas Deportes (@EUDeportes) October 16, 2024
Guatemala fracasa, otra vez
La inoperancia táctica de Guatemala fue evidente desde el primer minuto. Luis Fernando Tena, un técnico con un historial respetable a nivel internacional, incluyendo un título olímpico con México, no ha logrado replicar su éxito en el banquillo guatemalteco. A pesar de los múltiples llamados a renovar la plantilla y adaptar el esquema táctico a las características de sus jugadores, Tena ha seguido apostando por un sistema que ha demostrado ser obsoleto, sobre todo en los momentos decisivos.
Este planteamiento rígido y la insistencia en jugadores que no rinden a nivel de selección ha sido una de las principales críticas de la afición. La falta de reacción ante las necesidades del equipo en momentos críticos ha generado frustración. En esta ocasión, Guatemala no solo falló en lo táctico, sino también en lo emocional. El equipo, una vez más, sucumbió a la presión cuando el escenario lo exigía. Llegaron con la ventaja de ser líderes del grupo, con un simple empate que les bastaba para avanzar. Sin embargo, cuando más se les necesitaba, se mostraron incapaces de sostener el resultado.
Costa Rica, por el contrario, supo capitalizar las oportunidades que tuvo y dominó el encuentro en los momentos claves. El 2-0 llegó cerca del final del primer tiempo, cuando los chapines, ya desmoralizados y desorganizados, no ofrecieron resistencia. El resultado fue un reflejo de la pobre actuación de Guatemala, sin ideas claras ni un plan de juego coherente.
Con este resultado, Costa Rica avanzó como líder del grupo, mientras que Surinam se quedó con el segundo puesto, dejando a Guatemala fuera de la competición. Para los chapines, esta eliminación es un nuevo fracaso que se suma a una lista ya extensa de decepciones en el fútbol internacional.
Lo más preocupante de este resultado no es solo la derrota en sí, sino la sensación de estancamiento en un equipo que, a pesar de los cambios en el cuerpo técnico, sigue sin mostrar un progreso real. La falta de autocrítica y la incapacidad para afrontar los momentos importantes condena a Guatemala a seguir siendo un equipo que no da la talla en competiciones regionales.
La afición, una vez más, queda con el sabor amargo de una selección que promete, pero nunca cumple. Este nuevo fracaso deja en el aire muchas preguntas sobre el futuro del equipo y, sobre todo, sobre la continuidad de Luis Fernando Tena al frente de un proyecto que, por ahora, parece destinado al fracaso.