La relación entre el gobierno argentino y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), encabezada por Claudio “Chiqui” Tapia, atraviesa un momento de tensión. La reciente decisión de la Inspección General de Justicia (IGJ) de suspender las elecciones en la AFA ha generado un nuevo episodio en este conflicto, y la posibilidad de una intervención estatal en el ente rector del fútbol nacional ha encendido las alarmas. Según Daniel Roque Vítolo, titular de la IGJ, el Ministerio de Justicia tiene la capacidad legal para imponer la intervención en la AFA si lo considera necesario.

Sin embargo, esta acción podría desencadenar consecuencias severas para el fútbol argentino. La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) tiene un historial claro respecto a las intervenciones políticas en las federaciones de fútbol de sus miembros. Cualquier intromisión directa del gobierno en la AFA podría ser interpretada como una violación de los estatutos de la FIFA, lo que podría llevar a sanciones que afectarían tanto a clubes como a selecciones nacionales.

¿FIFA podría suspender a la AFA?

El artículo 15 del estatuto de la FIFA establece claramente que las federaciones miembros deben garantizar su independencia, tanto política como religiosa, y prevenir cualquier tipo de interferencia externa en sus decisiones. Esto incluye la obligación de preservar la neutralidad y asegurar que los órganos judiciales de las federaciones operen sin presiones políticas. El artículo 16, por su parte, permite que la FIFA suspenda a cualquier federación miembro que viole gravemente estas disposiciones.

La suspensión, según el artículo 16, puede ser decidida por el Consejo de la FIFA de manera temporal e inmediata. Durante este periodo, la federación suspendida pierde sus derechos como miembro, lo que significa que no puede participar en competiciones internacionales y que otras federaciones tienen prohibido mantener relaciones deportivas con ella. Esta medida afectaría gravemente al fútbol argentino, ya que impediría la participación de la selección nacional en torneos clave como la Copa América, las eliminatorias para el Mundial y las competiciones juveniles.

La posibilidad de una sanción no es una simple especulación. FIFA ha tomado medidas similares en el pasado contra otras federaciones que se vieron afectadas por interferencias gubernamentales. Un ejemplo reciente es el de Kenia, cuya federación fue suspendida entre febrero y noviembre de 2022 después de que el gobierno local destituyera a todo el Comité Ejecutivo de la Federación Keniata de Fútbol. La sanción fue levantada solo después de que el gobierno restituyera a los dirigentes removidos.

Otro caso destacado es el de India, donde la Federación India de Fútbol (AIFF) fue suspendida en 2022 debido a una “grave injerencia de terceros”, lo que llevó a la FIFA a imponer la sanción pese a que el país estaba a punto de albergar el Mundial Femenino Sub-17. Estos precedentes muestran que FIFA no duda en tomar decisiones drásticas cuando percibe que la independencia de una federación está en riesgo.

En el caso de Argentina, la amenaza de una posible intervención gubernamental en la AFA plantea serias preocupaciones. Si bien desde el gobierno se ha calificado como un “mito urbano” la posibilidad de que la FIFA desafilie a la AFA, lo cierto es que los antecedentes internacionales desmienten esta percepción. La FIFA ha sido históricamente estricta en la defensa de la autonomía de sus federaciones miembros, especialmente desde la llegada de Joao Havelange a la presidencia del organismo en 1974, momento en que endureció su postura frente a las injerencias políticas.

Argentina ya ha vivido situaciones similares en el pasado. Durante la dictadura militar, la AFA fue intervenida en varias ocasiones, la más notoria de ellas en 1976, cuando el contralmirante Carlos Lacoste tomó control de la organización tras la renuncia de David Bracutto. La FIFA, sin embargo, optó en ese entonces por no sancionar a Argentina, principalmente por las estrechas relaciones entre Lacoste y Havelange, lo que permitió que el país mantuviera la sede del Mundial de 1978. Sin embargo, las dinámicas internacionales actuales y la rigidez de los estatutos de FIFA hacen que un escenario similar hoy en día sea mucho menos probable.