Este lunes 21 de abril, lunes de Pascua, el mundo amaneció con la triste noticia del fallecimiento del papa Francisco, también conocido como Jorge Mario Bergoglio. El anuncio oficial fue realizado por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, desde Roma. La noticia ha conmovido a millones de fieles alrededor del mundo, entre ellos, muchos guatemaltecos que recuerdan con especial cariño un gesto del Santo Padre hacia una compatriota que hizo historia: Adriana Ruano.
Ruano, tiradora deportiva guatemalteca, se convirtió en una figura icónica de los Juegos Olímpicos de París 2024 al lograr la primera medalla de oro olímpica para Guatemala en la modalidad de foso olímpico. Más allá del logro deportivo, su fe y devoción marcaron profundamente su experiencia olímpica. Apenas unos días después de alcanzar la cima del podio, la atleta viajó al Vaticano para vivir un momento inolvidable: la bendición de su medalla por parte del papa Francisco.
El papa Francisco bendijo la medalla olímpica de Adriana Ruano
"Le enseñé la medalla. Le conté que fue la medalla para Guatemala y que me la bendijera. Pues el papa la agarró y yo le llevé también un pin de la delegación de Guatemala, que fue el que tuvimos ahorita en los Juegos Olímpicos", relató Adriana Ruano en una entrevista compartida por el medio Rome Reports. En ese breve encuentro, la emoción, la humildad y la gratitud fueron protagonistas. El gesto del Sumo Pontífice selló no solo un logro deportivo, sino también espiritual para la atleta guatemalteca.
Hoy, tras la partida del papa Francisco, ese recuerdo cobra aún más valor para Ruano y para todo el país. El momento en que el Santo Padre bendijo la medalla se ha transformado en un símbolo de fe, esperanza y unión entre el deporte y la espiritualidad. Para muchos guatemaltecos, esa escena representa el puente entre una victoria histórica y la bendición de Dios a través de su representante en la Tierra.
Curiosamente, pocas horas después del fallecimiento del papa, Adriana Ruano volvió a subirse al podio, esta vez ganando la medalla de bronce en la Copa del Mundo de Tiro, celebrada en Lima, Perú. Más allá de su evidente talento, sus logros parecen tener también un componente divino. Para ella, competir es una forma de honrar al Señor, a su padre fallecido, y ahora también al papa Francisco, cuyo recuerdo permanecerá imborrable en su corazón y en el de todo un país.
