Apenas dos semanas después de haber conseguido el histórico ascenso del Atlético Mictlán a la Liga Nacional de Guatemala, el técnico Edwin "El Chino" Vásquez sorprendió a sus aficionados al presentar su renuncia irrevocable al cargo. La noticia causó conmoción en la afición mitense, pues se trataba del hombre que había devuelto al club a la máxima categoría del fútbol nacional, después de una campaña exitosa marcada por disciplina y trabajo en equipo.
En declaraciones contundentes, Vásquez dejó claro que su decisión no está motivada por ofertas externas ni por conflictos personales con la directiva, sino por la falta de condiciones mínimas para competir en un entorno tan exigente como la Liga Nacional. "No me voy porque tenga otro equipo, me voy porque no considero prudente seguir en condiciones que no permiten competir. No quiero engañar a la afición ni engañarme a mí mismo", afirmó el estratega.
Vásquez no veía condiciones para competir con Mictlán
El exentrenador subrayó que, desde el inicio de su gestión, la directiva fue honesta sobre las limitaciones presupuestarias del club. Sin embargo, al no ver un proyecto sostenible para afrontar el reto de la liga de mayor nivel en el país, decidió hacerse a un lado. "Es una realidad: no puedes competir con Municipal, Comunicaciones, Antigua, Xelajú o Cobán si no tienes un presupuesto cercano al millón de quetzales. Sería mentirnos", sentenció Vásquez, alzando la voz sobre una problemática estructural que afecta a varios clubes pequeños.
Durante su paso por Mictlán, el "Chino" demostró capacidad táctica y liderazgo, guiando a un plantel modesto a resultados sobresalientes. No obstante, al dar el salto a la máxima categoría, las carencias del proyecto salieron a flote. "La Liga Nacional es otro mundo, y sin herramientas adecuadas, es muy difícil sostener un proyecto", añadió. También aprovechó para cuestionar el poco respaldo que suelen recibir los técnicos nacionales, a quienes con frecuencia se les exige más que a los extranjeros, pero sin ofrecerles estabilidad ni confianza.
Vásquez cierra así un ciclo con dignidad, dejando un legado de esfuerzo y honestidad. Su renuncia no solo refleja una postura ética, sino también una crítica valiente al sistema futbolístico guatemalteco, donde las desigualdades económicas y la falta de planificación siguen marcando el rumbo de muchos equipos. "Nos vamos tranquilos, con la frente en alto y las manos limpias. Cumplimos. Pero también sabemos que sin condiciones, no se puede seguir", expresó al despedirse.