En un ambiente de pesar, pero con el recuerdo de los grandes momentos vividos con Jaime Suruy, el jueves fue inhumado el cuerpo del fisicoculturista guatemalteco fallecido el pasado martes 10 de junio, ceremonia en la cual amigos y familiares le dieron el último adiós.
El exseleccionado de fisicoculturismo oriundo de Amatitlán, fue enterrado este día en el cementerio general de dicha localidad
"En nombre de la familia queremos agradecer a todos ustedes por su presencia en este último adiós de mi gran amigo y compañero en este deporte, Jaime Suruy. Sabemos que en la vida el mejor regalo es el tiempo, y hoy está usted acá dándole el mejor regalo a Jaimito y muestra de cariño que le tenemos", dijo un amigo del exatleta.
"Somos como la flor del campo, que nace, crece, reproduce y muere, es la ley de la vida; por dios está establecido que el hombre muera y luego vendrá otra vida. Estamos de paso, somos peregrinos", añadió.
"Sabemos que este vacío que deja Jaime en los corazones nadie lo puede llenar, solo Dios. Solo Dios puede consolar y llenar ese vacío a sus hijos, esposa y a sus seres más cercanos", fue parte de la locución hecha en el último adiós a Jaime Suruy.
Asociación se solidariza
Mediante sus redes sociales, el pasado marte, la Federación de Fisicoculturismo de Guatemala lamentó el sensible fallecimiento del exseleccionado nacional y presentó sus condolencias a su familia.
"El exatleta y exseleccionado nacional de esta federación dedicó su vida al entrenamiento y al desarrollo del fisicoculturismo en su localidad", recordó la Federación de Fisicoculturismo.
Asimismo, expresó: "Su legado y aporte al deporte serán recordados por siempre. Rogamos por el eterno descanso de su alma y por la cristiana resignación de su familia".
En las redes sociales, los amigos del exseleccionado también demostraron su pesan ante esta triste noticia que enlutó al deporte nacional.
"Gracias mil. Jaime Suruy, mil gracias. Le enseñaste a Guatemala y a toda Centroamérica como a Latinoamérica quién era, es y será el master, rey, el bestia, el arte de posar en la tarima", escribió su amigo Poggio Oliver.
