La UEFA aprobó de manera excepcional la solicitud de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para que el partido Villarreal-Barcelona, correspondiente a la decimoséptima jornada de LaLiga EA Sports, se dispute en Miami, Estados Unidos. La decisión se tomó debido a "lagunas normativas a nivel mundial" y a que el marco regulatorio de la FIFA, actualmente en revisión, no es suficientemente claro, según indicó el organismo europeo.
La UEFA reiteró su rechazo a que partidos de ligas domésticas se jueguen fuera del país, pero subrayó que esta autorización es excepcional y no debe considerarse un precedente.
Nuestro compromiso es proteger la integridad de las ligas nacionales y garantizar que el fútbol siga arraigado en su entorno local", afirmó el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin.
El organismo europeo señaló que, tras consultas con aficionados, ligas, clubes, jugadores e instituciones, existe una falta generalizada de apoyo a trasladar partidos al extranjero. No obstante, la RFEF y los clubes solicitantes justificaron el cambio por la confusión en el marco normativo internacional y la búsqueda de oportunidades para promover el fútbol español en otros mercados.
Decisión genera controversia
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), apoyada por los capitanes de Primera División, se opone al traslado, calificándolo de falta de respeto hacia los jugadores y criticando la ausencia de diálogo e información previa. También el Real Madrid manifestó su rechazo, argumentando que la iniciativa altera el principio de reciprocidad territorial de la liga, altera el equilibrio competitivo y otorga una ventaja deportiva a los clubes solicitantes.
Este movimiento se suma a otra solicitud similar aprobada por la UEFA en Italia, para que el Milan-Como se juegue en Perth debido a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno Milan-Cortina en febrero de 2026.
La UEFA aseguró que continuará colaborando con la FIFA para que futuras normas refuercen la integridad de las competiciones nacionales y mantengan el vínculo entre clubes, aficionados y comunidades locales. Todas las federaciones nacionales se comprometieron a consultar previamente con la UEFA antes de presentar solicitudes similares en el futuro.
Con esta autorización, LaLiga experimenta un giro histórico, aunque rodeado de críticas y debate sobre la competitividad, la tradición y el respeto hacia jugadores y aficionados.