La selección de Argentina, con Messi como bandera, no pudo llegar al legendario Obelisco, de Buenos Aires, donde tenía previsto terminar su celebración con la Copa y su hinchada, pues a su paso salieron al menos 5 millones de seguidores que celebraban en las calles e impidieron continuar su recorrido por tierra. Los jugadores abordaron helicópteros para seguir el festejo.
Al cabo de casi cinco horas de recorrido en un autobús descapotable que se movía prácticamente a paso de hombre, los jugadores renunciaron a proseguir por tierra su trayecto que había comenzado en el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en Ezeiza, periferia de Buenos Aires.
La zona del Obelisco, en la avenida 9 de julio, tradicional lugar de celebración futbolística, se vio desbordada por millones de personas, lo que empujó a muchos aficionados a desplazarse hacia la cercana Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede de la presidencia.
"Los Campeones del Mundo están sobrevolando todo el recorrido en helicópteros porque se hizo imposible seguir por tierra ante la explosión de alegría popular. Sigamos celebrando en paz y mostrándoles nuestro amor y admiración", anunció Gabriela Cerruti, portavoz de la Presidencia, en su cuenta Twitter.
Apenas se supo que venían en helicóptero, miles de personas que esperaban en el centro de Buenos Aires corrieron hacia la Plaza de Mayo pensando que aterrizarían allí para asomarse desde el balcón de la Casa Rosada, sede de la presidencia.
Pero el recorrido finalmente fue solo aéreo y ya los jugadores regresaron al predio de la AFA, su lugar habitual de concentración.
Antes, la TV había mostrado imágenes de dos jóvenes que se lanzaron de un puente al paso de la caravana: uno cayó dentro del autobús y otro entre la multitud.
Aunque la gente mostró una cierta decepción de que los jugadores no entrasen al centro de Buenos Aires, igualmente continuaron celebrando el triunfo en las calles.
Para muchos, el tercer campeonato mundial logrado por la albiceleste obró como un bálsamo para los complicados momentos que vive el país sudamericano.
La fiesta que vive Argentina
Entre 5 y 6 millones de personas se habían congregado a lo largo del recorrido, inicialmente diseñado sobre unos 70 kms, según una fuente del gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Se trata de la manifestación más grande que jamás se haya visto en la capital argentina, según medios de prensa.
Muchos de los fanáticos que celebraron vinieron de otras ciudades, tan lejos como Bariloche (en la Patagonia, sur), o de Rosario, la ciudad de Messi y Ángel Di María, y de las ciudades de la periferia de Buenos Aires.
Este martes fue decretado feriado nacional para facilitar la participación en la fiesta multitudinaria, en un día soleado del inicio del verano austral.
Sueño de campeón
Mientras abrazaba la Copa del Mundo, Messi se despertó con un "Buen día" publicado en las redes sociales. "Fueron cerca de tres décadas en las que la pelota me dio muchas alegrías y también algunas tristezas", escribió.
"Siempre tuve el sueño de ser Campeón del Mundo y no quería dejar de intentarlo, aún sabiendo que quizá nunca se daría", agregó en Instagram Messi, que a sus 35 años coronó con la Copa su brillante carrera.
En su carta, agradeció a Maradona "que nos alentó desde el cielo" y cerró afirmando que "muchas veces el fracaso es parte del camino y del aprendizaje y sin las decepciones es imposible que lleguen los éxitos".
Argentina obtuvo el domingo en Catar su tercera estrella 36 años después del Mundial ganado en 1986 y tras perder dos finales en 1990 y 2014, ambas ante Alemania.
*Información AFP / Fotos: Getty Images